Cuando el amor termina…

Aquí estamos, bailando al son del piano, envolviendo a todos con su exquisito ritmo, excepto a nosotros dos. Ya han pasado años en los que tú y yo nos hemos mantenido juntos, mintiéndonos. ¿Todo para qué? Creo que ya no me amas y me engañas con alguien, así como yo lo hago. Supuestamente de mi vida no quería un error que la marcara para siempre, por desgracia, fuimos nosotros.
En noches como ésta, cuando observo a tantas parejas en disgusto, me pregunto: ¿Por qué la gente en la actualidad no ama de verdad? Y es que prefieren el sentimiento de querer a alguien en una relación amorosa, y no vivir el éxtasis de una aventura con alguien especial, en la que ambos estén satisfechos por haber encontrado a esa alma.
Entonces mi último y recurrente pensamiento se vuelve un comentario seco: la gente es cobarde. Llegué a esta conclusión con mis observaciones y testimonios recolectados. La gente vive con un gran miedo al fracaso, como yo lo hago; sin embargo, no desean enfrentarlo, lo resguardan en ellos como si los volviera más fuertes o especiales. Todos ellos acaban igual, con una vida mediocre.
He visto a muchas parejas por las calles abrazadas con mucho gusto, y entre ellas, sus charlas sin sentido; no saben nada del otro y sus presencias se vuelven tediosas o sólo una relación de conocidos y nada más. Tanto hombres como mujeres son débiles ante la idea de estar con alguien especial, es usual sentirse así, a todos nos pasa cuando tenemos miedo de perder a esa persona, es usual, todos sufrimos esa angustia cuando de verdad amamos. Me parece estúpido cambiar esta gran sensación por algo seguro, un hipócrita “querer” dicho como te amo, en vez de un verdadero “te amo”.
Lo digo yo, quien baila con una mujer que desde hace años que ya no le ama; yo, un hombre que por dentro se siente devastado; yo, que desahogo mis deseos sexuales con su secretaria por el hecho de no alcanzar lo que el corazón de verdad desea.
Se torna lento el ritmo de la melodía. Esa mujer me mira fijo a los ojos. Yo la sujeto de la cintura con un poco de cariño. Busca algo y, al no encontrarlo, se retira. Ninguno de los dos encontraba más la ilusión de amor, ni siquiera un “te quiero”, sólo éramos conocidos, su retirada me lo dijo…
Valeri Martinez
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