El poder de la palabra
Es difícil concebir el mundo sin palabras. El uso de la palabra tiene un poder increíble, una magia inefable. La fuerza de la palabra es tan imponente, que una vez dicha es difícil retractarla. Es excepcional lo que las palabras te pueden expresar, porque no existe espejo que mejor refleje la imagen del hombre que sus palabras.
El
escritor español Francisco de Quevedo dijo “Las palabras son como monedas, que
una vale por muchas como muchas no valen por una”. Es cierto que, a veces, una
imagen vale más que mil palabras, ya que las últimas se quedan cortas. Sin
embargo, también es verdad que, existen otras tan precisas, expresivas y
formidables que aún sin entenderlas dicen mucho, y es el caso de la palabra más
concisa del mundo “mamihlapinatapai”, que
describe «Una mirada entre dos personas,
cada una de las cuales espera que la otra comience una acción que ambas desean
pero que ninguna se anima a iniciar».
Más
de acuerdo no puedo estar, cuando Robert Burton citó “una palabra hiere más
profundamente que una espada”. En contraste, el gran escritor estadounidense de
los locos años 30, F. S. Fitzgerald, comentó alguna vez que puedes acariciar a
la gente con palabras. Dos acciones totalmente diferentes, con un mismo
recurso: la palabra, ahí radica su importancia.
Con
la palabra podemos tanto construir como destruir; crear y desbaratar; ganar y
perder; todo dependerá del uso que hagamos de la misma. El maestro Confucio
alguna vez lo enseñó, “es posible
conseguir algo luego de tres horas de pelea, pero es seguro que se podrá
conseguir con apenas tres palabras impregnadas de afecto”.
Si
hablar con cariño a las plantas les ayuda a crecer, imagina lo que puede hacer
en un ser humano. Es muy lamentable que el vasto y abundante léxico que
poseemos, se utilice en ocasiones para blasfemar, engañar, tergiversar, mentir,
ofender, discriminar, y un infinito número de acciones negativas, pues ninguna
palabra es digna de tal utilización.
La
palabra deja huella, tal es la magnitud, que no se necesitan en demasía para
provocar una extrema alegría o una inconsolable tristeza. De nosotros dependerá el impacto y uso de la palabra, muy bien lo
dice la Biblia: “La muerte y la vida están en poder de la lengua, Y el que la ama
comerá de sus frutos” (Proverbios 18:21).
Por: Yadimir Crespo
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