La ficción del cambio climático



A diario la madre naturaleza nos deslumbra con su perfección, y a través de sus creaciones nos provee vida y cuidado. ¿Merecemos nosotros tanta belleza, tanta bondad?
                                                                                     
La madre naturaleza no quiere provocar los fenómenos atmosféricos, muchos de ellos impredecibles, que acarrean incontables muertes anualmente en el mundo. Esos eventos naturales que muchas veces terminan en catástrofes son consecuencia del mal cuidado que le estamos dando a nuestro ecosistema.

Dijo Leonardo DiCaprio en una disertación ante la Organización de las Naciones Unidas que, “estamos viendo el cambio climático como si fuera ficción, como si pretender que no es algo real hará que desaparezca”. Y ciertamente, nos entretenemos viendo cintas cinematográficas como “2012” o “La Falla de San Andrés”, sin a veces siquiera detenernos a pensar en que esas situaciones son posibles.

El daño a nuestro medioambiente es visible y palpable: las sequías se intensifican, los océanos están perdiendo su vida, los hielos de la Antártida están derritiéndose a una velocidad sin precedentes, los niveles de contaminación son inimaginables, el oxígeno en la atmósfera está disminuyendo, ¿cómo pretendemos vivir si no tenemos qué respirar?; y lo más asombroso de todo es que, la industria lo sabe, los gobiernos lo saben, los expertos en la materia lo confirman. No obstante, no vemos progreso, no vemos un cambio significativo, a pesar de todas las políticas creadas por las organizaciones e instituciones internacionales competentes con el fin de disminuir el cambio climático.

Y no nos vayamos tan lejos, en la República Dominicana no existe cultura de amor y cuidado al medioambiente. Somos un país en donde el comunitario que se queja de que el gobierno no hace nada para evitar las inundaciones causadas por la obstrucción del alcantarillado, es el mismo que tira la basura en la calle. Vivimos en un país donde los activistas medioambientales son tildados de antisociales o fracasados por defender las reservas nacionales, como el caso de Valle Nuevo, en donde se está haciendo agricultura ilegalmente, y los moradores cerca de esas áreas alegan que el ministro de Medio Ambiente los apoya. En nuestro país se está deforestando parques nacionales, estamos hablando de áreas protegidas, y no hay quien sancione estas acciones. Todo esto, sin contar los altos niveles de basura y la deficiencia en el manejo de residuos lo que además de provocar contaminación ambiental, crea problemas de salud; la industria minera y su uso de métodos insostenibles, y sobre todo, el agravante mayor: la falta de conciencia ecológica o educación ambiental.

Sin embargo, la solución para el deterioramiento de nuestro planeta no es decirle a las personas que cambien los plásticos por envases reusables. Estamos refiriéndonos a un problema que va más allá de las decisiones individuales de las personas, porque ¿Quién detiene la contaminación provocada por las grandes empresas?. Se deben adoptar estrategias decisivas y de gran magnitud, porque nuestra economía se verá afectada no por la disminución de ingresos, sino por la muerte de nuestros ecosistemas, que es la muerte de nuestras vidas.

Al final, llego a la conclusión de que como diría José Mujica “esto no es una crisis medioambiental, es una crisis política”. Se necesita cumplir y hacer cumplir lo estipulado en las leyes y los tratados internacionales con respecto al respeto y la conservación sostenible de los recursos naturales.

Los seres humanos no estamos cuidando la naturaleza como merece, y provocamos que nuestro planeta sea cada vez más inhabitable. Pensemos por favor en las próximas generaciones, y evitemos de que las ficciones como “Wall-E”, “2012” o “La falla de San Andrés”, entre otras; se conviertan en la dolorosa realidad que vivan nuestros descendientes.


Por: Yadimir Crespo

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