LA PAZ
La paz es
un valor fundamental en la vida de las personas, de las familias y de las
naciones del mundo, es el fruto de saber escuchar, de entender las necesidades
ajenas, antes de las propias, es lograr la armonía de las personas consigo
mismas, con la sociedad y la naturaleza
Tenemos
grandes ejemplos que nos motivan, nos enaltecen, son ideales a seguir Benito
Juárez, La Madre Teresa de Calcuta, Mahatma Gandhi, Eleonor Roosevelt, Juan
Pablo II
La paz
exige la superación de los niveles de desigualdad y exclusión social y de una
integración activa en los procesos de desarrollo y de satisfacción de las
necesidades básicas de las personas. Esto hace que se rompa el triángulo de la
violencia, directa, sistémica y cultural señalado por Galtung, para quién “la
paz es un estado al interior de un sistema o grupo más grande de hombres o de
naciones, en las cuales no se da ninguna amenaza o aplicación organizada y
colectiva de violencia.
Si todos
pusiéramos en práctica el respeto, la tolerancia y sobre todo el amor, no haría
falta abastecernos de armas de destrucción, solo bastaría con hacer uso de un
arma que todos gozamos el privilegio de tener: La palabra, y a dicha arma
anexarle cargas de valores.
El camino
banal del manoseo discursivo de nuestras esperanzas de paz parece fácil, y
puede tener la ventaja de la espectacularidad, un aparente signo de los
tiempos, pero es igual de peligroso a la opción de ceder al derecho del más
fuerte, e incluso puede terminar precisamente en eso, como lo alertó Rousseau
hace más de dos siglos. El camino de una ética de la paz, por el contrario, es
exigente y requiere que todos nos convirtamos en actores de una historia
verdadera que se construye en cada uno de nuestros espacios vitales, y no sólo
en la pantalla del televisor. Tenemos que estar seguros sobre cuál queremos
escoger.
POR: MARÍA PALOMINO
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