LO QUE JUAN DICE DE PEDRO

Reza un dicho popular que lo que Juan Dice de Pedro, dice mas de Juan que de Pedro.
Quien percibe de un modo positivo a los demás suele ser una persona feliz y satisfecha con su propia vida. En cambio los que utilizan la crítica destructiva revelan tanto sus propias carencias como probablemente, una personalidad tóxica e infeliz.
Para poder entender este refrán me apego a la idea de que antes de ver lo malo en el otro debemos vernos en un espejo.
Si lo que vemos en el espejo es un reflejo fiel, veré siempre algo que corregir, no desde la lástima ni el auto-boicot, sino desde la sinceridad de saber que somos seres imperfectos y siempre cometemos errores. 
Entonces: Una persona que se vive quejando de otras, que vive rezongando, con el ceño fruncido constantemente, cuyo estado civil es: Amargado y su desayuno más dulce es el vinagre,  que habla mal de otras personas, encontrando siempre errores en los demás, no está haciendo otra cosa, que hablando de sí mismo, y en ese espejo me miro a mí mismo. 
El que desconfía de todo el mundo, probablemente tuvo una mala experiencia, pero se quedó ahí, estancado en ese suceso, no lo superó. El que murmura, piensa que todo el mundo lo hace. El que es infiel a su cónyuge, suele ser el más enfermo de celos, porque cree que ésta le va a ser infiel ni bien tenga la oportunidad. Y un largo etc. que tendríamos para agregar a los perseguidos por sus temores de recibir lo mismo que dan. 
Ese es el espejo que debo mirar. Si hablo mal de los demás, estoy reflejando la realidad de lo que yo soy, no de lo que son ellos. Si temo que me hagan algo, es porque tal vez, si tengo la oportunidad de hacerlo, lo haría. Integridad es hacer lo correcto cuando nadie me está viendo.
Por eso, cuando escucho a Juan, hablar de Pedro, veo el reflejo de lo que es Juan, no una foto de Pedro.
Y me despido con el pasaje: "Todo es limpio para los que viven limpiamente; todo es sucio, en cambio, para los manchados y los incrédulos, pues tienen manchadas su mente y su conciencia. Dicen que conocen a Dios, pero sus obras lo desmienten ya que son odiosos, obstinados e incapaces de hacer algo bueno "Tito 1:15-16

Por: Yasmel Corporán 

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